Un programa del gobierno para confeccionar ropa para presos en España ha roto sus uniformes después de que las autoridades se quejaran de que sus uniformes eran inapropiados, incómodos, mal confeccionados y, a veces, manchados.
El sindicato de trabajadores penitenciarios, parte del Sindicato General de Trabajadores, se quejó de que los bolsillos estaban cosidos a diferentes alturas y que los pantalones tenían perneras de largo desigual.
«No cumplen ni siquiera con los estándares mínimos en producto o producción», dijo Joaquín Leva, vocera del sindicato. «Los colores funcionan, están mal cosidos y las tallas no son las adecuadas».
Si bien no sorprende que los reclusos muestren poca preocupación por la comodidad de sus reclusos, Leva dice que el problema es más el resultado de la incompetencia que de la malicia.
«No hay evidencia de que esto haya sido hecho intencionalmente por parte de los prisioneros», dijo. «El problema es que no hay control de calidad. Los presos no tienen capacitación y se les paga por cada artículo, obviamente, su nivel de preocupación, no la calidad».
El control de calidad lo llevan a cabo los reclusos y no están presionados para crear buenos empleos porque no van a perder sus empleos, dijo Leva.
La semana pasada se renovó el contrato de reclusos para confeccionar uniformes para 25.000 funcionarios penitenciarios del país. El sindicato dice que los talleres penitenciarios «no pueden producir uniformes de la calidad suficiente» y exigen que se elimine.
Leva dijo que el sindicato debe hacer el trabajo por una empresa externa con los estándares correctos de control de calidad.
Según el sindicato: “La comunidad penitenciaria se siente discriminada frente a otros colectivos, como la Policía Nacional y la Guardia Civil, que cuentan con uniformes de gran calidad confeccionados por organismos externos acreditados”.
Los uniformes de los funcionarios penitenciarios son fabricados por una agencia administrada por el gobierno con el objetivo de brindarles a los reclusos experiencia laboral y la mejor oportunidad para reingresar a la comunidad una vez que sean liberados.
“Nuestros talleres producen materiales de la más alta calidad”, dice la organización de talleres penitenciarios.
A pesar de las quejas del sindicato, las posibilidades de que la producción de uniformes sea externalizada en el futuro son escasas porque en los últimos años el gobierno ha invertido mucho en maquinaria y capacitación en ocho talleres textiles en las cárceles del país.
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