El primer ministro español, Pedro Sánchez, ha invitado a turistas extranjeros a descubrir la magia del campo español y ha puesto en marcha un ambicioso plan para salvar los pueblos agonizantes del país.
El plan de 10.000 millones de euros (12.180 millones de dólares) tiene como objetivo salvar la vida rural en un país donde el 42% de las aldeas están en riesgo de migración de población en comparación con la media de la UE del 10%.
«Me gustaría enfatizar especialmente que (los turistas) deben disfrutar de los ricos atractivos rurales que posee nuestro país, que son una de las joyas de la corona», dijo Sánchez en una reunión en Madrid de alcaldes de ciudades rurales.
A partir del lunes, España abrirá sus puertas a los turistas de fuera de la Unión Europea que se consideren de bajo riesgo para el coronavirus, en particular a Gran Bretaña y Japón, a quienes no se les exigirá presentar una prueba negativa.
Y a partir del 7 de junio, España permitirá la entrada al país de personas de cualquier parte del mundo que hayan sido vacunadas contra el COVID-19, con la esperanza de impulsar la recuperación del devastado sector turístico.
Mejorar la conectividad digital de las empresas de vacaciones rurales es parte del plan, que también contempla expandir el turismo sostenible.
El gobierno de izquierda tiene previsto aumentar el acceso a Internet en las zonas rurales, mejorar las rutas de transporte, ofrecer becas a jóvenes emprendedores y pequeñas empresas y lanzar el Programa de Educación Rural Erasmus.
Sánchez dijo que los 47 millones de habitantes de España ocupan solo el 12,7% de la tierra, en comparación con el 67,8% de la tierra habitada en Francia y el 59,9% del territorio alemán.
El gobierno estima que la densidad media de muchas aldeas rurales es de menos de 12 personas por kilómetro cuadrado.
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