NSEl sombrío documental de Alejandro G Salgado evoca la misma atmósfera de indeterminación, creando un estado geográfico y emocional de anhelo perdurable. Filmada íntegramente de noche en la costa de Melilla, que se transforma en otro mundo una vez que cae la oscuridad, la película observa, a menudo desde la distancia, niños nepaleses jóvenes e indocumentados que esperan y esperan cruzar a Europa.
Escondidos entre las cavidades cavernosas de los acantilados rocosos de este pequeño enclave español, estos chicos están envueltos en sombras. Además de ocultar sus identidades, la cinematografía nocturna también apunta a los contornos crudos de sus refugios improvisados, que parecen tragarse por completo a sus pequeños personajes. Los niños cantan juntos canciones devocionales tradicionales: el suave anhelo contrasta fuertemente con la cacofonía de las olas del océano, aludiendo a los arduos viajes que pronto emprenderán.
Su charla sobre sobrevivir todos los días, como pescar comida o cómo mantenerse caliente con un fuego solo de dibujos animados. Agotados por las noches frías e implacables, también temen los peligros de deslizarse en los barcos para llegar a Europa. Apenas adultos, los niños incluso sueñan con criar hijos. Es este espejismo el que los impulsa hacia adelante a través de un estado de olvido aparentemente interminable.
Si bien la cinematografía urbana es a veces impenetrable, y la película se acerca a sobreexpresar las experiencias de sus sujetos, este documental sigue siendo una visualización conmovedora, que destaca el costo psicológico y físico de cruzar fronteras.
Isthmus fue lanzado el 15 de octubre en «A True Story».
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