España se perfila ahora como líder en combustible de aviación sostenible (SAF), un paso vital para descarbonizar los viajes aéreos e impulsar la economía.
Repsol inauguró el pasado 5 de abril la primera planta dedicada a la producción de SAF en la Península Ibérica, ubicada en Cartagena, con capacidad para producir 250.000 toneladas al año.
Además, las recientes iniciativas de Solarig y Cepsa pretenden ampliar aún más las capacidades de España en este ámbito, desafiando los niveles de producción de otros países líderes europeos como Francia e Italia.
Incrementar la inversión en combustibles verdes
La transición a la producción a gran escala se logró gracias a importantes inversiones. Por ejemplo, el reciente proyecto anunciado por Solarig y la Junta de Castilla León incluye una inversión de 780 millones de euros para crear una nueva instalación en Siria.
Mientras tanto, Cepsa construye en Huelva la que afirma será la mayor planta del sur de Europa, con el objetivo de producir 500.000 toneladas de SAF al año.
Carlos Díaz, Responsable de Proyectos de Combustibles Renovables de Repsol, destacó: “Estamos en el mercado y nuestros clientes nos lo exigen, la sociedad nos exige que cambiemos y gracias a la regulación, las directivas de la UE empiezan a crear la obligación de utilizar FAS”. 20 minutos.
Materias primas y renacimiento rural
Las materias primas para esta industria de rápido crecimiento incluyen aceite de cocina reciclado y desechos agrícolas, lo que representa no sólo una alternativa sostenible al combustible para aviones convencional, sino también una potencial ayuda económica para las zonas rurales. Estos materiales, que eran de poco valor, ahora pueden mejorar la rentabilidad del sector agrícola.
Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), destacó la urgente necesidad de aumentar la producción para cumplir los mandatos de la UE: “Será bueno para el sector de la aviación, pero también para el campo, para una España vaciada y para el industria de aviación.» Nuestro país, en definitiva, para el conjunto de la economía.
El futuro de las Fuerzas Armadas Sudanesas y el progreso tecnológico
De cara al futuro, la atención se centrará en biocombustibles más avanzados, como los derivados de una combinación de dióxido de carbono e hidrógeno verde, que actualmente están desarrollando empresas como Solarig.
Está previsto que su nueva planta, denominada Numancia SAF, entre en funcionamiento en 2028, con el objetivo de producir 60.000 toneladas anuales de SAF de cuarta generación.
Este paso estratégico no sólo promete reducir la huella de carbono del sector de la aviación, sino también estimular el crecimiento económico en zonas despobladas, y beneficiarse de los recursos locales para lograr un desarrollo sostenible.
Los esfuerzos conjuntos de Repsol, Cepsa y Solarig indican un futuro sólido para la industria SAF en España, que se espera que tenga un impacto significativo tanto en el medio ambiente como en la economía.
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