Rusia ya no es una superpotencia global en términos de su poder económico. Sin embargo, Europa depende de los recursos energéticos rusos. Mientras tanto, tras la conquista y anexión de Crimea, la estrategia económica de Rusia fue aislarse y reestructurarse para reducir su dependencia de otros países. Jordi Gawal aclaró esta posición en un webinar copatrocinado por Nuria Maas sobre las perspectivas de España, Europa y el mundo en el próximo año.
La regulación rusa es pertinente ante la amenaza de sanciones en el conflicto de Ucrania. Según Jowal, dado que Rusia ha acumulado reservas de divisas y ha reducido su dependencia del comercio exterior, las nuevas sanciones no la afectarán mucho. Rusia también redujo su presupuesto y controló estrictamente su deuda pública: ahora solo una pequeña parte de su deuda está en manos de extranjeros.
Jawal explicó que el principal vínculo de Rusia con Occidente es actualmente la necesidad que tiene Europa de su petróleo, y especialmente en el caso de Alemania, de su gas. Además, los vínculos financieros incluyen préstamos del sector privado que los bancos occidentales otorgaron a ciudadanos y empresas rusos. Como tal, las tensiones pueden ser significativas.
La energía es esencial
Si la inflación ahora está aumentando en España, ciertamente se debe a los precios más altos de la energía, concuerdan Gowal y Maas. Eso es porque la energía es esencial, y España depende de las importaciones para satisfacer la mayoría de sus necesidades energéticas. Por lo tanto, esto hace que España sea más pobre ya que los precios más altos reducen sus ingresos, explicó Goal. Países como España, que tienen menos poder de negociación en los mercados energéticos, son los más afectados por las consecuencias económicas.
Por eso, el presidente del Banco Central de España, Pablo Hernández de Cos, habló de un “pacto de renta” para evitar entrar en una “espiral del mal” respaldada por una mayor inflación y mayores salarios. Una alternativa más liberadora a esto sería que quienes más energía usan paguen más para fomentar el uso racional de la misma. Sin embargo, a juicio de Goal, «no está claro si algo así funcionaría en una economía como la española, con su sistema sindical».
Estas dificultades se suman a las provocadas por la epidemia. Según Maas, España no verá recuperar su PIB hasta los niveles anteriores a la COVID hasta principios de 2023. “En el tercer trimestre del año pasado, el PIB español fue 5,9 puntos porcentuales inferior al estado previo a la pandemia”, explicó Mas. «Hemos tenido un crecimiento significativo, pero todavía tenemos un largo camino por recorrer».
Los trabajos son la solución.
Maas dijo que la solución a casi cualquier problema económico es crear más puestos de trabajo. Sin embargo, en España, sólo el 59% de la población en edad de trabajar está empleada. Se necesitan más empleos, especialmente empleos de valor agregado. Maas añadió que la calidad de los puestos de trabajo es importante porque «en un mundo donde diferentes ciudades -y sí, suelen ser ciudades- compiten entre sí para atraer talento».
La nueva reforma laboral de España podría ayudar a crear puestos de trabajo, ya que pretende reducir los contratos de trabajo temporal. Según Mas, esto es deseable en teoría, aunque en la práctica lo más importante es conseguir que los contratos de corta duración se trasladen a otro tipo de acuerdos. Para crear más empleos de calidad a largo plazo, los trabajadores deben ser lo suficientemente atractivos para las empresas. En definitiva, la productividad y la formación de los trabajadores es fundamental, especialmente para los jóvenes. Maas señaló que si bien la tasa de desempleo de España es actualmente del 13,3%, «para los jóvenes, es casi el doble de esa tasa». He aquí uno de los mayores retos a los que se enfrenta España.