El presidente ruso, Vladimir Putin, notificó a Occidente el martes sobre la posibilidad de poner fin a las exportaciones y los acuerdos, en la respuesta más fuerte del Kremlin hasta la fecha a las sanciones que Estados Unidos y sus aliados han impuesto a la invasión rusa de Ucrania.
Putin, el líder supremo de Rusia desde 1999, firmó el martes un amplio decreto prohibiendo la exportación de productos y materias primas a personas y entidades en la lista de sanciones que ordenó al gobierno preparar dentro de 10 días.
El decreto, que entró en vigor con su publicación, le da a Moscú la capacidad de sembrar el caos en los mercados donde en cualquier momento puede detener las exportaciones o romper contratos con una entidad o individuo que haya sancionado.
El gobierno ruso tiene diez días para preparar listas de los que castigará, a diferencia de los políticos occidentales que ya lo han hecho.
Putin formuló expresamente el decreto como respuesta a lo que describió como las acciones ilegales de Estados Unidos y sus aliados destinadas a privar a «la Federación Rusa, a los ciudadanos de la Federación Rusa y a las personas jurídicas rusas de los derechos de propiedad o restringir sus derechos de propiedad».
El decreto establece «medidas especiales de represalia económica en relación con las acciones hostiles de ciertos países extranjeros y organizaciones internacionales».
La invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero llevó a Estados Unidos y sus aliados a imponer las sanciones más duras de la historia moderna a Rusia y a la élite empresarial de Moscú, medidas que Putin describe como una declaración de guerra económica.
El intento de Occidente de aislar económicamente a Rusia, uno de los mayores productores de recursos naturales del mundo, ha hundido a la economía mundial en aguas desconocidas con precios altísimos y advertencias de escasez de alimentos.
Putin, de 69 años, ha advertido repetidamente que Moscú corresponderá, aunque la respuesta económica más dura del Kremlin hasta el martes había sido cortar el suministro de gas a Polonia y Bulgaria y exigir un nuevo plan de pago para los compradores de gas europeos.
El decreto emitido el martes prohíbe la exportación de productos y materias primas a personas y entidades que hayan sido sancionadas por el Kremlin. Cualquier transacción con tales personas o entidades está prohibida, incluso bajo contratos existentes.
Putin encargó al gobierno que elaborara una lista de personas y empresas extranjeras que serían sancionadas, además de establecer «criterios adicionales» para una serie de transacciones que podrían estar sujetas a restricciones.
“Este es un decreto marco”, dijo Tatiana Stanovaya, académica no residente en el Centro Carnegie de Moscú y fundadora de la firma de análisis político R-Politic.
Ahora el gobierno debe armar todas las listas específicas. Esto es lo principal y tenemos que esperar».
Desde que Occidente impuso sanciones a Rusia, la economía de 1,8 billones de dólares se dirige a su mayor contracción desde los años posteriores al colapso de la Unión Soviética en 1991, en medio de una inflación vertiginosa.
Comenzó una importante transferencia de activos rusos cuando el estado ruso ganó mayor influencia sobre la economía, muchos de los principales inversores occidentales, como los gigantes energéticos BP y Shell, se retiraron y los oligarcas intentaron reestructurar sus imperios comerciales.
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